El antropoceno: una nueva era geológica.
"Las
crisis clásicas conocidas, como por ejemplo la de 1929, afectaron profundamente
a todas las sociedades. La crisis actual es más radical, pues está atacando a
nuestro modus essendi: las bases de la vida y de nuestra civilización. Antes se
daba por descontado que la Tierra estaba ahí, intacta y con recursos
inagotables. Ahora ya no podemos contar con una Tierra sana y abundante en
recursos. Eso terminó; degradada y con fiebre no soporta más un proyecto
infinito de progreso.
La crisis presente desnuda la engañosa
comprensión dominante de la historia, la naturaleza y la Tierra, que coloca al
ser humano fuera y encima de la naturaleza con una excepcional misión, la de
dominarla. Hemos perdido la noción de todos los pueblos originarios de que
pertenecemos a la naturaleza. Hoy diríamos que somos parte del sistema solar, y
de nuestra galaxia, que a su vez es parte del universo. Todos surgimos a lo
largo de un inmenso proceso evolutivo. ..
Leonardo Boff junto a la Vía Campesina
... Nosotros los humanos representamos la parte
consciente e inteligente de la Vía Láctea y de la propia Tierra, con la misión
no de dominarla sino de cuidar de ella para mantener las condiciones ecológicas
que nos permitan llevar adelante nuestra vida y la civilización.
Ahora bien, esas condiciones están siendo
minadas por el actual proceso productivista y consumista. Ya no se trata de
salvar nuestro bienestar, sino de salvar la vida humana y la civilización. Si
no moderamos nuestra voracidad y no entramos en sinergia con la naturaleza,
difícilmente saldremos de la situación actual. O sustituimos estas premisas
equivocadas por otras mejores o corremos el peligro de autodestruirnos. La
conciencia del peligro no es todavía colectiva.
Es importante reconocer un hecho del
proceso evolutivo que nos perturba: junto con la gran armonía coexiste también
la extrema violencia. La propia Tierra en sus 4,5 mil millones de años de
existencia ha pasado por varias devastaciones. En algunas de ellas perdió casi
el 90% de su capital biótico, pero la vida se mantuvo siempre y se rehizo con
renovado vigor.
La última gran devastación, un verdadero
Armagedón ambiental, ocurrió hace 67 millones de años cuando en el Caribe,
cerca de Yucatán en México, cayó un meteoro de casi 10 Km. de extensión.
Produjo un tsunami con olas del tamaño de edificios altos y un temblor que
afectó a todo el planeta, activando a la mayoría de los volcanes. Una inmensa
nube de polvo y de gases fue lanzada al cielo, alterando durante decenas de
años el clima de la Tierra. Los dinosaurios, que habían reinado soberanos en la
Tierra durante más de cien millones de años, desaparecieron totalmente. La era
mesozoica, la de los reptiles, llegaba a su fin y comenzaba la era cenozoica,
la de los mamíferos. Como si fuera una venganza, la Tierra produjo una
floración de vida como nunca antes. Nuestros antepasados primates surgieron por
esta época. Somos del género de los mamíferos.
Pero he aquí que en los últimos trescientos
años el homo sapiens/demens está llevando a cabo una embestida poderosísima
sobre todas las comunidades ecosistémicas del planeta, explotándolas y
canalizando gran parte del producto terrestre bruto hacia los sistemas humanos
de consumo. La consecuencia equivale a una devastación como las de antaño. El
biólogo E. Wilson dice que la humanidad es la primera especie en la historia de
la vida en la Tierra que se ha vuelto una fuerza geofísica destructiva. La tasa
de extinción de especies producida por la actividad humana es cincuenta veces
mayor que la que existía antes de la intervención humana. Con la aceleración
actual, dentro de poco –continúa Wilson– podremos alcanzar la cifra de hasta
diez mil veces más especies exterminadas por el voraz proceso consumista. El
caos climático actual es uno de sus efectos.
El premio Nóbel de Química de 1995, el
holandés Paul J. Crutzen (foto), aterrorizado por la magnitud del actual ecocidio,
afirmó que hemos inaugurado una nueva era geológica: el antropoceno. Es la edad
de las grandes diezmaciones perpetradas por la irracionalidad del ser humano
(en griego ántropos). Así termina tristemente la aventura de 66 millones de
años de historia de la era cenozoica. Comienza el tiempo de la oscuridad".
Leonardo Boff, 2011-01-17, en: http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=419