... La ayuda mutua ...


... A pesar de los vulgarizadores de Darwin, ignorando en él todo lo que no sacó de Malthus; el sentimiento de solidaridad es el rasgo predominante de la existencia de todos los animales que viven en sociedad. El águila devora al gorrión; el lobo, a las marmotas; pero las águilas y los lobos se ayudan entre sí para cazar; y los gorriones y las marmotas se prestan solidaridad también contra los animales de presa, pues sólo los torpes caen.
En toda sociedad animal la solidaridad es una ley (un hecho general) de la naturaleza, infinitamente más importante que esa lucha por la existencia, cuya virtud nos cantan los burgueses en todos los tonos, a fin de mejor embrutecernos.

Cuando estudiamos el mundo animal y querernos comprender la razón de la lucha por la existencia, sostenida por todos los seres vivientes contra las circunstancias adversas y contra sus enemigos, constatamos que cuanto mejor se ha desarrollado el principio de solidaridad igualitaria en una sociedad animal convirtiéndose en costumbre, mayores posibilidades de supervivencia tiene para salir triunfante de la lucha contra las intermperies y sus enemigos.
Más aún, cuando cada miembro de la sociedad comprende la solidadridad para con los demás, mejor se desarrollan en todos esas dos cualidades que son los factores principales de la victoria y del progreso: de una parte, el valor, y la libre iniciativa del individuo, de la otra. Y cuando más, por el contrario, tal colonia o tal pequeño grupo de animales pierde ese sentimiento de solidaridad (lo que sucede a consecuencia de una excepcional miseria o de una excepcional abundancia de alimento) tanto más los otros dos factores del progreso, valor y la iniciativa individual disminuyen, terminando por desaparecer, y la sociedad en decadencia sucumbe ante sus enemigos. Sin confianza mutua no hay lucha posible, no hay valor, no hay iniciativa, no hay solidaridad, no hay victoria; es la derrota segura ...
Piotr Kropotkin - La Moral Anarquista
... El ambiente en el Japón ...

Es la obra más conocida de Katsushika Hokusai y la primera de su famosa serie Treinta y seis vistas del monte Fuji. Esta estampa representa una tempestad en alta mar en el momento que la cresta de una ola está a punto de romper sobre la barca de unos marineros, justo en el centro y al fondo se ve el monte Fuji.