Las cataratas, la deforestación y las represas

Las cataratas del Iguazú, una maravilla natural a la que día a día visitan miles de personas.
Las cataratas son el producto de la confluencia del río Iguazú y del río Paraná, donde numerosas islas dividen la corriente generando así más de 270 cascadas de hasta 82 mts de altura y 4 km. de ancho.

Además de esta majestuosidad en cuanto a sus increíbles dimensiones, esta zona también suele caracterizarse por el color anaranjado y rojizo de sus suelos lateríticos. Esta denominación tan particular se debe a la gran presencia del mineral laterita en su constitución.

Ahora es interesante saber qué nos comunica el color del agua de las cataratas. 
Cataratas en la actualidad
Hace más de 50 años, las aguas de las cataratas eran cristalinas,  claras, y proliferaban en ellas grandes cantidades de peces, de biodiversidad en general. 

Hoy en día el color del agua de las cataratas es marrón.

Esto se debe a los efectos de la deforestación producto del  avance de la frontera agropecuaria (lease: monocultuvos de soja y de plantaciones forestales).

Cataratas hace 40 años
Al talar los árboles, los suelos terminan escurriendose por las lluvias hacia los cuerpos de agua. Recordemos que los bosques y selvas sirven como formadores y estructuradores del suelo y como esponjas que absorben y retienen el agua. 

El agua marrón no es solamente algo estético: sino que impacta en la producción primaria (vegetal) y también impacta en las poblaciones de peces, afectando su reproducción, al no poder estos encontrarse por la turbiedad de la misma.


Por su parte, río arriba de las cataratas existen muchas represas que han reducido el caudal de los ríos Iguazú y Paraná, pero a su vez (dicen los expertos) estas represas ayudan a controlar el arrastre de sedimentos productos de la deforestación, por lo que (dicen), si no estuvieran las represas, el agua que llegaría a las cataratas tendría aún más contenido de hierro y sería aún más marrón.

Tarjeta postal antigua



¿Que deberíamos hacer para que las aguas de las cataratas vuelvan a tener la misma calidad que hace 50 años? ¿Parar con la deforestación y los modelos de agronegocios ? ¿ Poner mas represas?
Que la complejidad de los temas ambientales no nos impida ver la selva






Juan Cruz Mendía
Noviembre de 2012

Caos y armonía. Caos y anarquía

Piotr Kropotkin
Lo que se llamaba ‘Ley natural’ no es más que una cierta relación entre fenómenos que vemos confusamente… es decir, si un fenómeno determinado se produce en determinadas condiciones, seguiríase otro fenómeno determinado. No hay ley alguna aparte de los fenómenos: es cada fenómeno el que gobierna lo que le sigue, no la ley. No hay nada preconcebido en lo que llamamos armonía de lo natural. El azar de colisiones y encuentros ha bastado para demostrarlo. Este fenómeno perdurará siglos porque la adaptación, el equilibrio que representa, ha tardado siglos en asentarlo...
... La ley es, relativamente hablando, producto de los tiempos modernos. La especie humana vivió siglos sin ninguna ley escrita escribió también Kropotkin, añadiendo:
Sin sentimiento y usos sociales, habría sido del todo imposible la vida en común. No fué la ley quien los estableció; son anteriores a toda ley. Ni los ordenó tampoco la religión; son anteriores a toda religión. Se hallan entre todos los animales que viven en sociedad. Se desarrollan espontáneamente por la propia naturaleza de las cosas… Surgen de un proceso de evolución…

Humberto Maturana
Kropotkin tiene que dar un rodeo para explicar qué es la vida humana; tiene que decir que la vida humana funcionaba antes que la ley y que la religión, para demostrar que los sentimientos de solidaridad son
propios de la vida humana y no producto de la ley. Estos rodeos son los que siempre tenemos que dar a falta de conceptos y de representaciones que expliquen la realidad con minúscula de la vida.

Por eso el concepto de autopoyesis implica una revolución de la semántica, al menos en esta cuestión: caos es armonía, eficacia, perfección. An-arquía es la cualidad básica de los sistemas autopoyéticos, puesto que no hay entes superiores que dicten leyes ni las mantengan: no hay Poder: la vida es an-árquica.

Las formas orgánicas son al mismo tiempo, caóticas y perfectas; caóticas porque no hay un orden predeterminado ni un patrón de conducta: no se fabrican con moldes fijos ni maquetas; y son perfectas porque realizan perfectamente los procesos vitales que sustentan.

Así pues, ‘caos’ y ‘perfección’,‘caos’ y ‘armonía’, no sólo no son calificativos excluyentes sino que están estrechamente unidos. Lo mismo que la ausencia de ley está unida a la armonía, porque los fenómenos naturales, la vida, es un equilibrio que ha tardado siglos de evolución en asentarse: esa es la razón de la armonía y de la perfección, y no la ley preconcebida.

El conocimiento de la vida, su condición autopoyética y an-árquica, se oculta en medio de una profusión de información y de conocimientos dispersos. Como si estudiásemos los órganos, los tejidos y las células de nuestro organismo por separado y nos ocultasen que forman parte de nuestro cuerpo, su función y su interrelación (armónica, an-árquica) como partes de un todo. De este modo, a pesar de todos los conocimientos –cada vez más específicos, más sectorializados, como si la verdad estuviese en el interior de cada corpúsculo sólido de vida, y no en la interrelación de sus formas y procesos, en su movimiento asociatiavo–, y a pesar de los avances tecnológicos para estudiar la vida, como decía Saint Exupéry, lo evidente permanece invisible; invisible, indecible e impensable porque nuestro mundo simbólico y nuestra semántica ocultan lo que es la vida.Y se oculta, porque si los seres vivos tienen como cualidad la autorregulación, y si su agrupación, por muy compleja cuantitativa y cualitativamente que sea, no es jerarquización, la necesidad de cualquier tipo de gobierno o de jefatura queda en entredicho.

Extraído de "El Asalto al Hades. La Rebelión de Edipo". 1º parte, de Casilda Rodrigáñez, 2011.

¿Todo el mundo está feliz?

Muchas veces se nos dice que para trabajar las temáticas ambientales no es conveniente abordarlas desde los problemas, sino desde el optimismo. Que los problemas inmovilizan, en cambio, si trabajamos desde una actitud positiva, todo es mucho mejor.

Más allá del entender que el optimismo en la vida es una elección (personal y colectiva), es un camino; preocupa el abordaje casi sin contenidos de esta mirada "optimista".

Los problemas ambientales no inmovilizan, al contrario movilizan, si no nos movilizamos ante todas las injusticias que pasan en el mundo, pues, o somos necios o estamos muertos en vida.

¿Es que todo el mundo está feliz?¿Es que el mundo está tan bien? ¿es que no existen injusticias? ¿ni crisis ambiental? ¿es que no existe un abuso sobre nuestros pueblos? ¿es que no estamos viviendo desde hace más de 500 años un saqueo de los bienes naturales desde los centros de poder?

¿Es que pensar y actuar frente a los problemas ambientales es malo?
¿Y no pensar en problemas es bueno? ¿Bueno para quién? ¿Para los que sufren las problemáticas? ¿O para los poderosos que las causan?

No confundamos optimismo con esperanza
La lucha por transformar este mundo injusto se vive con esperanza siempre, no con positivismo de oficina.

El ambientalista, o sea, el ser humano sensible hacia los atropellos hacia los hombres y al planeta, debe dejar el discurso, debe salir de la burbuja del "todo bien" y embarrarse y luchar por transformar esta realidad.

"Todo hombre verdadero debe sentir en su mejilla el golpe dado a cualquier mejilla de otro hombre". José Martí


Juan Cruz Mendía
Noviembre de 2012